Si, fue esa la primera tarde de tu abandono así que salí a recorrer la ciudad para llenarme los ojos de colores y tratar de olvidar tu
rostro que me obsesiona.
El aire fresco me devolvió poco a poco el aliento que perdí tras
todos los suspiros que tu recuerdo me provocaba.
De pronto una repentina lluvia comenzó a caer para mi enorme
placer, así que seguí mi camino mojándome a cada paso como queriendo lavar tus
caricias de mi piel y poder llorar libremente sin que nadie preguntará el por
que.
De pronto la lluvia se detuvo repentinamente y caí en cuenta que
me encontraba bajo el amparo de una sombrilla y en la mira de unos ojos verdes
pertenecientes a un ángel que sonreía por su gesto caballeroso.
No hubo tiempo de hablar ya que una ráfaga de viento poderoso nos
arrebato aquel improvisado refugio y las nubes cargadas fueron nuestro único
techo.
Su mano fuerte y segura me jalo y emprendimos la carrera sin
encontrar refugio alguno; no me resistí ya que una especie de corriente calida
me invadió y supe que él también podía sentirla.
De pronto las pesadas gotas del deseo nos golpearon despertando
fantasías que nos empaparon aún más con mejores sensaciones, fue como si ya no
existiera la Ley
de la Gravedad
y pudiéramos danzar en el aire presas del más profundo deseo.
Fue tan repentino como un rayo e igual de poderoso y deslumbrante,
nuestros labios atraídos y seducidos por las ansias de unirse y no despegarse
jamás, tus manos ansiosas recorriendo mi cuerpo tan húmedo y caliente al mismo
tiempo.
Y ese callejón cómplice y la cortina de lluvia que nos envolvió y
aparto de miradas ajenas; nuestros cuerpos desnudos bajo la lluvia, disfrutando
juntos de lo natural.
Luego mi cuerpo sobre el tuyo, para cuando me di cuenta… le estaba
haciendo el amor a un ángel empapado de lluvia y tembloroso.
Sentí tus dedos hundirse en mis pechos y escuche tu largo gemido
de satisfacción y de pronto inundaste mi ser.
Alcanzamos un sinfín de emociones encontradas, disfrutadas y luego
dejadas en la oscura noche de ese cómplice callejón bajo la lluvia que nos
reunió…
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